Un bebé recién nacido tiene muy pocas o ninguna posibilidad de sobrevivir sin ayuda. Sus posibilidades de comunicación se reducen al llanto y algunas otras manifestaciones fisiológicas.
Así, sin entender lo que se le dice y sin poder tampoco manifestar lo que le ocurre con ninguna presición, de a poco va adquiriendo la capacidad del lenguaje. Al transcurrir unos pocos años, habrá aprendido miles y miles de vocablos con un sin fin de combinaciones, entonaciones y acompañamientos gestuales para dar matices a su comunicación.
Luego, podríamos describir otras proezas del aprendizaje y, entonces, preguntarnos: ¿cómo es posible que desde la nada hayamos podido adquirir habilidades tan complejas y luego no poder aprender matemáticas o que nos digan que somos malos en lengua, historia o dibujo? ¿Cómo? Si hemos sido capaces de aprender sin conocimientos previos cosas tan complejas…